Por: karol Yulieth Lopéz león

Cuatro décadas después de la toma del Palacio de Justicia en Colombia, un macabro descubrimiento sacude al mundo: exhumaciones masivas revelan que decenas de víctimas fueron enterradas en tumbas equivocadas, reabriendo heridas y multiplicando el dolor.

El 6 de noviembre de 1985, Colombia vivió 28 horas de horror indescriptible en el corazón de Bogotá. El Palacio de Justicia, sede de la Corte Suprema y el Consejo de Estado, se convirtió en escombros por el enfrentamiento entre el Ejército y la guerrilla del M-19, dejando casi 100 muertos. Cuarenta años después, la justicia sigue sin esclarecer plenamente los hechos de este "holocausto". La tragedia, marcada por el narcoterrorismo y la guerra interna, aún hoy lanza sombras sobre el país.

La zozobra, antes concentrada en las familias de doce desaparecidos históricos, se ha multiplicado exponencialmente. Recientes exhumaciones entre 2015 y 2018 han permitido a seis familias, incluyendo las de Lucy Amparo Oviedo y Cristina Guarín, hallar por fin los restos de sus seres queridos tras décadas de espera. Sin embargo, este alivio ha venido acompañado de un descubrimiento devastador: las tumbas de otros asesinados contenían cuerpos ajenos. Padres y madres murieron sin saber la verdad.

La Fiscalía ha desenterrado una red de errores y negligencia que se extiende por cuatro décadas. Restos como los de Luz Mary Portela, empleada de cafetería, fueron encontrados en la tumba de la auxiliar Libia Rincón Mora, mientras que los de Héctor Jaime Beltrán aparecieron en la sepultura del magistrado Julio César Andrade. Alarmantemente, en la tumba del sargento Libardo Durán, se hallaron osamentas de los guerrilleros Noralba García y Alfonso Jacquin, mientras Durán fue identificado más tarde en una fosa común. Incluso se entregaron cuerpos de sexos opuestos, como en el caso del magistrado Pedro Elías Serrano.

Esta prolongada confusión en la identificación de víctimas representa una revictimización inaceptable y una falla sistémica de la justicia colombiana. El holocausto del Palacio de Justicia es un doloroso recordatorio de un conflicto que aún busca cerrar sus heridas. Cuarenta años después, la búsqueda de la verdad y la dignidad de los muertos sigue siendo un imperativo para la sociedad. Cinco mujeres, transformando su dolor en resistencia, continúan interpelando a la justicia, que aún está lejos de la verdad completa.